Yeniffer Paredes nació en Cali, Valle del Cauca, y actualmente estudia Licenciatura en Ciencias del Deporte y la Educación Física en la Institución Universitaria Antonio José Camacho, sede sur. A sus 33 años, ha demostrado ser un ejemplo de resiliencia y superación en el mundo del deporte. Desde pequeña, enfrentó desafíos significativos debido a un acortamiento de fémur derecho. Aunque en un principio las recomendaciones médicas eran amputar su pierna, al pensar que no iba a ser funcional, caminó a los seis meses, sorprendiendo a todos con su determinación. Este fue uno de los primeros retos en su vida, ya que después de esto tuvo que someterse a 12 cirugías durante sus primeros dos años de vida. La respuesta no fue positiva, lo que la llevó a decidir no hacerse su última intervención.
Yeniffer también enfrentó desafíos significativos en su vida académica. “Desde niña, muchos profesores no entendían cómo trabajar conmigo. Me dejaban sentada, pensaban que me iba a golpear o que no tenía la capacidad de hacer ciertas actividades. Igual, pues uno como niño siempre demuestra que puede todo, y hasta el día de hoy he hecho de todo”, recuerda ella.
Su amor por el deporte se manifestó desde pequeña a través del baloncesto, voleibol, fútbol e incluso ajedrez. Sin embargo, fue su amigo, Fernando Mina, quien la animó a dedicarse al atletismo, convencido de su talento.
Con 14 años en el atletismo, Yeniffer ha logrado convertirse en triple campeona nacional y ha establecido sus propios récords. “El proceso ha sido largo y lleno de entrenos intensos. He tenido lesiones que me han alejado de competencias, pero el apoyo del cuerpo biomédico, de mi entrenador Freiman Arias y de mi preparador físico, César Vázquez, ha sido clave”, explica.
Su experiencia en competencias internacionales ha sido diversa. “Mi viaje a París para competir fue complicado. El clima y la comida no eran favorables, pero las concentraciones me ayudaron a adaptarme a los cambios”, relata. En su prueba, el lanzamiento de disco en la categoría F57, logró un diploma que la posiciona entre las ocho mejores del mundo, un reconocimiento significativo para su carrera.
“Mi idea era llegar a mi marca de los 30. Le pedí mucho a Dios por eso, entonces manejé mucha tranquilidad, serenidad y, ante todo, concentración. Ya en el momento que comencé a hacer mis lanzamientos, me sentí más segura; no me abrumó el estadio ni la bulla, lo tomé a mi favor y eso me motivó mucho a conseguir la marca obtenida”, afirma.
Yeniffer también ha tenido que enfrentar la falta de apoyo de su familia al inicio de su carrera. “Primero dijeron que eso iba a ser una pérdida de tiempo; mi familia en ese tiempo no me veía con otras personas discapacitadas, me decían que yo qué hacía allá, que iba a perder el tiempo. Al principio me emocioné en mi primera competencia, ya que no había entrenado tanto; fui con mi medallita y no me pararon bolas”, comenta.
Agradece a sus amigos, a su familia, que hoy en día se han convertido en un apoyo fundamental en su carrera, y a su amigo Fernando Mina, quien fue quien le dio ese último empujón hacia el atletismo.
Su esposo, Fabián García, quien también es entrenador, ha sido un apoyo incondicional. “Hasta el día de hoy me ha apoyado fielmente, ha creído en mí; he tomado mucho su palabra, ya que él es entrenador también en paratletismo“, afirma.
Los desafíos familiares no han sido los únicos que Yenifferha tenido que enfrentar; los de su carrera como deportista también han sido significativos y duros. Desde su primera lesión de hombro, a las puertas de sus primeras competencias nacionales, su resiliencia la hizo competir a pesar de la lesión, lo que ocasionó un daño mayor que la obligó a parar un año completo para su recuperación. Sin embargo, este fue el inicio de una exitosa carrera deportiva.
“Me recuperé. En 2013 volví más fuerte, gané mis tres medallas de oro a nivel nacional. En 2014, tuve la sorpresa de comenzar a viajar con la Selección Colombia. Fui a mis primeros Juegos Suramericanos, donde obtuve tres medallas de plata en Santiago de Chile, e hice mi primer récord mundial en jabalina. Así sucesivamente llegué a Toronto, en 2015, a los Juegos Panamericanos. También llegué lesionada del hombro, competí y obtuve medalla de plata y medalla de bronce en disco y jabalina”, recuerda con nostalgia.
Sin embargo, esa alegría de volver a competir fue derrumbada al recibir una noticia negativa. Después de mucha preparación y pensando que iría a los Juegos Panamericanos de Río en 2016, la respuesta fue negativa, que “ya no la querían”.
“Fue algo muy doloroso porque ya soñaba con estar en los Juegos Paralímpicos de Río, y a última hora me dijeron que no me querían llevar. Me dolió mucho, lloré, casi no vuelvo a entrenar, casi me retiro de esto. Pero, gracias a amistades cercanas que me apoyaron y me dijeron que tenía mucho por dar, volví, me levanté de esa crisis y seguí entrenando. A pesar de las molestias, las lesiones y los dolores, seguí avanzando, y hasta el día de hoy volví otra vez a la selección, hace un año, y aquí estamos”, agrega.
Con una mirada hacia el futuro, Yeniffer se ha propuesto sueños al finalizar su carrera: ser entrenadora y formar paratletas que se conviertan en campeones nacionales, regionales, municipales y mundiales. Se ha mantenido enfocada en sus objetivos deportivos, como conseguir una medalla mundial y una medalla paralímpica, que es su meta actual.
Yeniffer, quien no descansa, también afirma que su ciclo no ha terminado en los Juegos Paralímpicos. Su idea es enfocarse en el semestre que le queda de su carrera y seguir entrenando, ya que tiene compromisos a nivel nacional. También se prepara para un nuevo ciclo en el próximo año con los Juegos Paranacionales y los Juegos Paralímpicos en Los Ángeles, y un mundial en Beijing.
A lo largo de su vida, Yeniffer ha enfrentado pequeños desafíos. Además de su acortamiento de fémur, también ha sufrido un desgaste de cadera, que, gracias al deporte, se ha fortalecido, lo que hace que el dolor sea cada vez menor. Estos desafíos en algunas ocasiones la han hecho desfallecer, pero recuerda el apoyo de su familia, su esposo y la comprensión por parte de los profesores y gestiones de la UniCamacho, lo que la motiva a continuar.
Su rutina diaria es un equilibrio entre entrenamientos, tiempo en familia, vida social y su fe. Yeniffer tiene un último gran sueño: “Quiero batir un récord, que digan ‘ese es el récord de Yeniffer Paredes, la colombiana’, que pasen años y no puedan batirlo, y que yo esté presente ahí. Creo que así me podría retirar tranquila y feliz de este proceso deportivo”, concluye con satisfacción.
Yeniffer Paredes es una verdadera fuente de inspiración no solo para el deporte colombiano, sino también para toda la comunidad de la Institución Universitaria Antonio José Camacho. Su historia refleja los valores de perseverancia, disciplina y superación que la UniCamacho promueve entre sus estudiantes. Para la Institución, es un orgullo contar con estudiantes como Yeniffer, cuyos logros enorgullecen a toda la comunidad académica. Su ejemplo motiva a otros jóvenes a luchar por sus sueños, demostrando que, con determinación, no hay límites para lo que se puede alcanzar. Su historia continúa escribiéndose en cada competencia y con cada lanzamiento, siempre impulsada por su pasión por el deporte. Yeniffer es un testimonio viviente de que los sueños se hacen realidad.
Yuli Andrea Hurtado Hurtado
Oficina de comunicaciones