Eliana Cadavid es mucho más que una deportista destacada; es un ejemplo de disciplina y superación. A sus 36 años, esta caleña ha dedicado más de dos décadas de su vida al waterpolo, deporte que, en sus propias palabras, es lo que ella llama “su verdadero amor”.
Su historia comenzó en el agua, pero no precisamente en el waterpolo. A una temprana edad, su madre la inscribió en clases de natación en la Liga Vallecaucana de Natación. Después de aprender a nadar, Eliana decidió probar el nado sincronizado, donde entrenó durante cinco años. Sin embargo, este deporte exalta ciertos estándares físicos, lo que le generó una serie de conflictos con su propia imagen corporal y baja autoestima.
“Tuve muchísimos inconvenientes con mi imagen corporal, mis condiciones físicas no eran las mejores, perdí un poco el respeto hacia mi cuerpo, la autoestima y demás”, confiesa Eliana.
Pese a su amor por el nado sincronizado, la presión sobre su cuerpo hizo que Eliana casi abandonara el deporte. Fue entonces cuando una entrenadora cercana le sugirió pasarse al waterpolo, lo que cambiaría su vida para siempre. En este deporte, comenzó a notar que las características negativas que le impedían destacar en el nado sincronizado fueron las mismas que la hicieron única en el waterpolo.
“Cuando entré a waterpolo, todas esas características negativas que me impedían estar en nado, en polo eran las mismas características que me hacían única: el cuerpo, el sobrepeso, la espalda ancha y mi forma de moverme en el agua se convirtieron en una ventaja. Todo esto hizo que se transformara la forma de verme, de apreciar mi cuerpo y de reconstruir mi imagen”, asegura.
Académicamente, Eliana se graduó de Licenciatura en Educación Física y Deporte de la Universidad del Valle, y luego realizó una Maestría en Rehabilitación Neurológica con Énfasis en Prevención de Secuelas en la Universidad Autónoma Metropolitana de México. Este paso la llevó a interrumpir temporalmente su carrera deportiva, pero la pasión por el waterpolo no desapareció. En México, encontró en el equipo de la UNAM un segundo hogar, donde continuó entrenando y manteniendo su forma física hasta su regreso a Colombia.
Eliana cuenta con nostalgia las palabras de su entrenador, que recuerda con mucho cariño, ya que marcaron su vida tanto en su juventud como ahora en la adultez, y que aún resuenan: “Me dijo: ‘Eliana, tú puedes ser todo lo que quieras en la vida porque tienes las herramientas para serlo’, y fueron esas palabras las que me llevaron a decidir seguir el camino de la Educación Física”, afirma.
Además de ser deportista de waterpolo, Eliana es profesora de tiempo completo en la Institución Universitaria Antonio José Camacho, en la Facultad de Educación a Distancia y Virtual. El apoyo de la Institución ha sido crucial para que pueda seguir compitiendo y representando a su país en eventos deportivos internacionales. “La universidad siempre ha sido incondicional conmigo; me han dado todos los permisos necesarios para representar tanto a mi región como a mi país”, destaca.
Eliana también habla con gratitud del apoyo de su familia en su trayectoria. Su pareja, su madre y su hermano han sido pilares fundamentales en su vida. Destaca especialmente el apoyo de su madre, quien la impulsó a estar en el deporte desde muy temprana edad, convirtiendo esto en una de las decisiones más trascendentales de su vida.
“Siempre ha estado apoyándome en todos mis sueños y metas. Incluso algunas veces, ella ha tenido que ser la fuerte para poder construir la disciplina, la constancia y el compromiso que ahora tengo con el deporte”, afirma con orgullo.
Eliana Cadavid ha dedicado su vida a su pasión por el deporte y la enseñanza. Su historia es un testimonio de cómo el amor por lo que se hace puede convertirse en un motor para perseverar en los sueños y metas propuestas. A través del waterpolo, ha encontrado no solo una carrera, sino un propósito, y espera continuar dejando una huella profunda en la vida de sus estudiantes, tal como sus entrenadores lo hicieron con ella.
Yuli Andrea Hurtado
Oficina de Comunicaciones