En el marco de la asignatura Investigación en Derechos Humanos, los estudiantes de octavo semestre del programa de Comunicación Social de Unicamacho realizaron una salida pedagógica a un lugar que guarda cicatrices profundas de la historia del país: la Asamblea Departamental del Valle del Cauca.
Durante esta visita, los estudiantes no solo conocieron el funcionamiento institucional de la Asamblea, sino que también se adentraron en una de las páginas más fuertes del conflicto colombiano: el secuestro y posterior asesinato de 11 de los 12 diputados del Valle, ocurrido el 11 de abril de 2002 a manos de las FARC. La actividad, liderada por la profesora Luz Jenny Aguirre, tuvo como momento central el testimonio de Laura Charry, hija de Carlos Alberto Charry, uno de los diputados secuestrados. Su presencia convirtió la jornada en una experiencia profundamente humana. Laura contó cómo vivió el proceso de duelo, el silencio y la incertidumbre que rodearon los años de cautiverio de su padre, así como su actual labor en una fundación dedicada a mantener viva la memoria de quienes fueron brutalmente arrebatados a sus familias.
Además de este hecho histórico, los estudiantes conocieron otros antecedentes de secuestros masivos en el departamento, como el ocurrido en 1999 por parte del ELN, conocido como el secuestro de La María, cuando 164 personas fueron retenidas en una parroquia al sur de Cali.
La Asamblea, ubicada en el edificio San Luis, que en el pasado fue un colegio religioso, hoy día es un espacio simbólico para reflexionar sobre los impactos del conflicto armado, la importancia del derecho a la verdad, y el papel del periodismo y la comunicación en la construcción de memorias colectivas que promuevan la no repetición.
La salida pedagógica fue una lección de humanidad, de empatía y de compromiso profesional. Escuchar a Laura Charry, sentir el peso de los hechos ocurridos en ese recinto y entender la función social de la comunicación, reafirmó el rol del comunicador como constructor de memoria y garantía de derechos humanos.
“Cada 11 de abril se oficiaba una misa por los diputados, era una manera de no olvidar y de exigir su regreso; de mantener la esperanza viva”, recordó Laura con la voz firme.
Desde esta experiencia, los estudiantes vuelven no solo con conocimientos técnicos, sino con un llamado a ejercer su profesión con responsabilidad, sensibilidad y ética. Porque contar la historia, muchas veces, es también una forma de sanar.
Karen Julieth Oviedo Ñañez
Oficina de Comunicaciones UNIAJC
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