Este viernes 20 de septiembre, más de 100 graduandos de los programas de Ingeniería Industrial, Comunicación Social, Diseño Visual y Trabajo Social culminaron exitosamente su proceso formativo en la Universidad Antonio José Camacho. La jornada comenzó con el registro de los estudiantes y la tradicional sesión de fotos.

Antes de dar inicio a la ceremonia, el rector de la universidad, el Ingeniero Hugo Alberto González, ofreció un emotivo discurso en el que compartió anécdotas y reflexiones. En sus palabras, destacó: “Nadie sabe lo que nos depara el destino; ni yo, ni los profesores, ni nadie en este auditorio. La única certeza que tenemos es que algún día llegaremos a la clase final de la vida, y espero que Dios nos esté esperando ese día, porque sabemos que llegará, pero no cuándo será esa ‘promoción’. Esta será siempre su casa, su institución, y tengan la certeza, estudiantes, que todo el apoyo que les ha brindado la universidad lo hicimos con todo el cariño.”

El ambiente en el Aula Máxima de la sede sur se llenó de emoción al ritmo de Te Invito de Herencia de Timbiquí interpretado por la estudiante Nicolle Celorio, mientras los futuros egresados compartían el momento con sus familias. El clímax de la ceremonia llegó cuando, uno a uno, los estudiantes fueron llamados al escenario para recibir su diploma. La alegría era evidente en sus rostros: la culminación de un largo camino lleno de esfuerzo, tanto por parte de ellos como de los docentes, amigos y familiares que los apoyaron a lo largo del recorrido.

Sebastián Núñez Chavarro, graduado de Ingeniería Industrial, expresó lo que significaba para él este logro: “Saber que, después de todo el recorrido y los retos que enfrentamos, el esfuerzo finalmente dio sus frutos y es una satisfacción enorme. En mi caso, no soy de Cali y tener que desplazarme diariamente para estudiar aquí, tanto en la jornada diurna como en la nocturna, fue un sacrificio. Las largas horas en el bus, el cansancio, todo valió la pena. Aunque siento nostalgia porque se cierra una etapa de cinco años, llena de lazos con compañeros, profesores y directivos, también me invade la felicidad, porque ahora se abren infinitas oportunidades para el futuro.”

La ceremonia concluyó entre abrazos, risas y lágrimas de alegría. Cada diploma entregado no solo representaba un título académico, sino el testimonio de años de trabajo, sacrificios y sueños cumplidos. Para estos nuevos profesionales, la universidad no solo fue un lugar de aprendizaje, sino un hogar que los vio crecer y transformarse.

Ahora, con nuevos horizontes por delante, los egresados de la Unicamacho llevarán consigo no solo los conocimientos adquiridos, sino el orgullo de haber formado parte de una institución que creyó en ellos desde el primer día. A donde vayan, siempre tendrán un lugar al que volver, una familia en su alma mater, porque como dijo el rector: “Esta siempre será su casa.”

Samuel Mondragón

Oficina de Comunicaciones

UniCamacho