
Si alguien me pregunta que es el sentirse vivo, sin duda mi respuesta seria. Permitir que la vida te viva a ti en cada momento y que esta te sorprenda con cada presente, es disfrutar de la sonrisa y el agradecimiento de cada niño y niña en el que dejaste huella, es el alcanzar a percibir la frescura y la brisa del mar mientras aprendes de la acción de los demás, el saber vivenciar cada detalle de un amanecer, un atardecer, o un café en compañía de quien te cuenta y te nutre intelectualmente, es el querer hacer de ti y de tu profesión algo significativo en pro de otros, es el comprender y disfrutar de las creencias, gustos y modos de vivir dentro de la diversidad cultural.
Es por ello, que mi elección fue recibir con gratitud y anhelo la oportunidad de redescubrirme a mi yo interior, a mi yo profesional dentro de un intercambio universitario. Que sin duda ha sido una de las mejores elecciones y decisiones en tomar, pues fue una vivencia extraordinaria, fue descubrir mis fortalezas, habilidades y debilidades dentro de un ámbito diverso he interesante.
Fue compartir, conocer y nutrirme de conocimiento dentro de otra cultura, otro lugar, otras perspectivas de ver la vida y el ámbito educativo, fue un proceso de aprender a ver el mundo a detalle a partir de otras vivencias compartidas entre docentes, amigos, compañeros, niños y niñas y momentos que hacen de mi presente algo significativo.
Fue y es llegar al punto de admirar y respetar el profesionalismo y vocación de algunos docentes y sus directivos, es por ello que doy mi eterno agradecimiento aquellas personas que llenaron de nostalgia y felicidad esta experiencia dentro de la enseñanza y aprendizaje con mis pares y otros dentro del este ámbito de la educación, de admirar su gestión, su hacer y qué hacer educativo en pro de la niñes y la adolescencia. Por eso y más, gracias aquellos que hicieron de esta oportunidad algo posible y de esta experiencia algo significativo, gracias a ese Perú lindo que me acogió entre abrazos, sonrisas y gentileza, gracias a la ciudad de la amistad por abrirme sus puertas y permitirme crecer aún más a través de él, mientras cruzaba la puerta para entrar al aula, o en la conversación cotidiana de quienes me rodeaban, de brindarme aprendizajes desde la práctica y el capo de la acción con cada taller o actividad que realizaban dentro de la comunidad, para demostrar que a través de la vocación, la innovación y el servicio se pueden lograr espacios seguros y llenos de aprendizaje para nuestros niños y niñas, permitiéndoles recordar también a través del juego es posible aprender, al igual que en aquellos espacios de su convenciones de motivación compartida con aquellos que por primera vez entraban en una nueva etapa de sus vidas al momento de elegir una carrera profesional, y así construir nuevos instantes de aprendizaje y vivencias que enriquecieron mi conocimiento y alimentaron mis ganas e ilusiones para querer seguir nutriéndome del mundo y su multiculturalidad.
Gratitud a la UNIAJC y la UCV por acogerme y brindarme experiencias extraordinarias a través de la movilidad estudiantil, pues “El verdadero viaje de descubirmiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino mirar con ojos nuevos” Marcel Proust.