A sus 25 años, Brany Rentería Marroquín, un joven nacido y residente en Santiago de Cali ha demostrado que un deportista no se mide solo en medallas, sino en la capacidad de superar adversidades y encontrar un propósito más allá de todo lo malo. Brany es estudiante de licenciatura en Ciencias del Deporte y la Educación Física, en la Institución Universitaria Antonio José Camacho, vive con sus padres y combina su carrera académica con el Taekwondo, un deporte que ha iniciado hace casi 12 años.
El Taekwondo llegó a su vida casi por casualidad. Una prima estudiaba en la Universidad de Antioquia y competía para financiar sus estudios; motivado por esta razón, decidió probar suerte en este deporte y desde ese momento sigue en él. Desde sus inicios, le da las gracias al entrenador Eutimio Góngora, quien le permitió entrenar sin costo alguno, y aquí fue donde comenzó un recorrido que lo transformó por completo.
Al principio, no contaba con el apoyo de su familia. “Durante varios años no estaban de acuerdo con que entrenara taekwondo para competir y le dedicara tanto tiempo”. Sin embargo, todo cambió tras ganar su primer campeonato nacional de mayores. Con su participación en los Juegos Nacionales de 2019 consiguió el respaldo de sus seres queridos, quienes ahora son un pilar fundamental en su carrera tanto deportiva como académica.
También se siente muy agradecido, ya que combinar su carrera deportiva con su carrera universitaria no ha sido fácil; “la universidad me ha apoyado en el proceso de ser deportista y estudiante que es como llevar dos carreras al mismo tiempo, han sido flexibles y esto me hace estar muy agradecido” confiesa.
El camino no ha sido fácil. En sus inicios carecía de técnica, fuerza, flexibilidad y resistencia, pero con la guía de entrenadores como José Manuel Barrera y Mauricio Mina, transformó estas limitaciones en ventajas y nuevas fortalezas para su vida, ganando su primer bronce nacional superando 4 peleas, y más adelante, con su entrenador actual, consiguió sus primeros oros nacionales.
No obstante, los desafíos por los que Brany ha pasado, y en especial este año han sido complejos porque abarcan lo psicológico y su salud mental. “Pensé que no sería capaz de competir en los Panamericanos de FISU América, pero gracias a Dios y al trabajo con Mauricio Mina y a la psicóloga, logré medalla de plata individual y bronce por equipos”. confiesa.
Estas dos medallas para Brany significan mucho, ya que es el único representante de la universidad en estas justas y está dejando en alto el nombre de esta Institución. “Estoy muy orgulloso de hacerlo, digamos que ya no somos una universidad pequeña, estamos creciendo y sé que puedo brindar muchísimo más, estoy trabajando y sé que cuando esté mejor mentalmente voy a poderle dar mucho más a la universidad y a mí mismo”. Explica con seguridad.
Equilibrar el deporte con otros aspectos de su vida ha sido un aprendizaje constante. “Gracias a varios tropiezos que he tenido por no saber darle tiempo a otros aspectos de mi vida, he aprendido a tener un equilibrio en el que la prioridad es el deporte, pero ahora me enfoco mucho en mi bienestar, mi familia son un pilar demasiado importante y la relación conmigo mismo de la cual ahora soy consciente” afirma Brany.
Su objetivo de hoy en adelante es claro; estar preparado, fisica y mentalmente para lograr su máximo potencial, ya que está seguro que tiene muchísimo más por dar, y aún no ha llegado a su tope, y para llegar a ello, debe superar todas las adversidades que le pone la vida en el deporte. “Creo que estoy pasando por el momento más difícil de mi carrera deportiva, espero poder salir adelante y seguir consolidándome como el mejor” asegura.
Yuli Andrea Hurtado Hurtado
Oficina de comunicaciones
UniCamacho